Primero procedemos a valorar los puntos dolorosos del paciente o puntos de máxima presión, seguido de una medición milimétrica del rango articular de todas las articulaciones del pie. A continuación le pasamos al Podoscopio donde observamos el tipo de huella que presenta, su contorno, las zonas de apoyo y donde realizamos varios test que son importantes para valorar la flexibilidad y correcto funcionamiento de las articulaciones del paciente.

Por último el paciente se posiciona en estática sobre la plataforma de presiones para valorar su centro de gravedad y la hacemos caminar por el pasillo de marcha donde realizamos una grabación de su pisada para luego analizarla detalladamente en una pantalla de 42”.

Una vez terminado el estudio se envía al paciente el estudio en estática, dinámica y los videos, así como las pautas a seguir, estiramientos, rehabilitación funcional, etc. Una vez tenemos el diagnóstico procedemos a pautar el tratamiento ortopodológico adecuado para nuestro paciente en caso de ser necesario.